Me siento estancado/a en la terapia

La terapia no siempre es un camino de malvas... Está lleno de altibajos, de curvas y rectas, de caminos cortados, encrucijadas y lugares aparentemente sin salida. La confusión sobre el proceso, el objetivo de algunas actividades y sesiones, así como la inversión económica y de tiempo pueden generar importantes dudas al acudir.Estos cambios nos llevan con frecuencia a pensar...

¿Estaré haciendo lo suficiente? ¿será que lo mío no tiene solución? ¿sirve de algo o estoy perdiendo el tiempo?

La terapia es un proceso complejo:

  1.  Genera una sensación general de alivio en los momentos en los que se van dilucidando avances.
  2.  Pero también gran frustración al seguir encontrando obstáculos y enfrentar bajones emocionales.

Por ello, la figura del psicólogo/a debe ser incondicional e imparcial, libre de juicios, una figura estable que nos acompaña con afecto y con la que podemos compartir todos nuestros monstruos.

Por otro lado, de forma interna, es clave mantener una adecuada predisposición al cambio, para adquirir y aplicar nuevas herramientas y ejercer cambios vitales.

Las dudas son parte del proceso

Nos encontramos con una profunda desconfianza que puede darse hacia: la terapia, el/la terapeuta, uno mismo/a (autoexigencia). 

Esta falta de confianza produce miedo, manifestado en forma de preocupaciones en bucle, que nos lastran y bajan el ánimo en un proceso terapéutico que, de por sí, requiere gran esfuerzo.

Hablar sobre estas dudas con el terapeuta se convierte en un objetivo de terapia. Y, aunque hablar no cambie los hechos, sí la claridad con la que podemos verlos, pudiendo esclarecer y calmar nuestros temores.

No es hipócrita tener dudas a lo largo de la terapia, de hecho, es de lo más habitual, dado que el proceso de aprendizaje puede ser un poco engañoso y frustrante.

Evitar hablar de ellas, taparlas, calmará nuestra preocupación temporalmente, es lo que denominamos "evitación emocional". Y aunque esto podría ser una solución tentadora para gestionar el malestar a corto plazo... a largo plazo, los problemas por los que acudimos a terapia resurgirán y tendremos que lidiar con un fuerte sentimiento de culpabilidad y baja confianza hacia la terapia o uno mismo para lidiar con los problemas.

Cómo es el proceso terapéutico

El proceso de aprendizaje no es lineal, asentar nuevos aprendizajes y deconstruir los previos requiere tiempo. Que nuestro mecanismo integre que hay herramientas que ya no resultan tan adaptativos para esa situación.

Este momento de cribado genera un duelo en el que nos despedimos, de forma simbólica, de antiguos hábitos para asentar los nuevos. Este proceso se vive con una sensación subjetiva de 'estar retrocediendo' pero lo cierto es que es una leve bajada para poder tomar impulso al nuevo escalón.

Como ves, se llega arriba de igual manera, aunque nuestra percepción sea que 'no estamos avanzando nada' cada vez que llegamos a alguno de los picos de bajada.

Aprendemos de forma irregular y cada uno tenemos nuestro propio camino hasta llegar al final. Que este camino sea diferente no es mejor ni peor.

Estos picos de inflexión, nos permiten continuar con el proceso enriqueciéndolo, ya que nos exponen a ver y aceptar cada una de nuestras versiones:

  • la impulsiva, impaciente, crítica y exigente,
  • pero también la compasiva, vulnerable y afectuosa que esconde.

Es posible que te sientas avergonzado/a, en cambio, esta fase es parte del proceso y exponerlo a tu terapeuta te ayudará a trabajar sobre otros factores como el miedo al rechazo, el miedo a la evaluación o juicio, el catastrofismo, la necesidad de aceptación o la necesidad de control.

Cómo lo expongo en terapia

Da igual que el tema que te incomoda sea aparentemente: el económico, estar avanzando 'lento', darte cuenta de que el proceso es más largo de lo que pensabas, sentirte muy desesperanzado/a, algún cambio vital, la deconfianza con el/la terapeuta, etc.

Elige el inicio de la próxima sesión para hablarlo con tu terapeuta, será util para:

  • confrontar tus propios miedos
  • legitimar que tienes derecho a mostrarte inseguro/a y a expresar tu opinión
  • dar espacio al terapeuta a comprender qué te está sucediendo

Decidir dejar o no la terapia es una elección completamente tuya, en cambio el/la terapeuta podrá instarte a hacerlo con la mayor libertad posible .

Para ello, te ayudará a detectar qué miedos están sustentando esa decisión, disminuyendo la confusión emocional y la culpa.

En un estado de mayor serenidad y calma, será tuya la decisión de permanecer trabajando en la terapia, abandonarla o cambiar de terapeuta (siendo legítimas todas las opciones).

Algunas indicaciones si estás sintiendo dudas

Recuerda:

  • Es normal tener dudas y sentir malestar. Mucha gente se siente como yo. Sentir miedo y frustración es habitual y puedo hablarlo con mi psicóloga/a.
  • Mi camino es propio. Cada cual tiene su propia problemática y trayecto que recorrer, las comparativas siempre son injustas porque no responden a los mismos factores ni puntos de partida.
  • Merezco ser paciente con mi proceso. Estoy en el camino de cambio llegue antes o después, no sé cómo de largo será, lo que sé es que lo estoy caminando.
  • Lo estoy haciendo bien, dado que sigo aquí pese al miedo. Aunque pare o sienta dudas, nunca he dejado de andar porque merece la pena y porque merezco darme este espacio.
  • La terapia debe ser un espacio seguro en el que confrontar mis dudas sin ser enjuiciado/a

Lo más importante es recordar que nos sintamos mejor o peor...esté rebosante de felicidad, muy triste o muerto/a de miedo... Estoy avanzando.

Espero que este post haya podido ayudaros y abrazaros en un momento de inseguridad y malestar. Siempre hay salida, lleguemos antes o después a esa puerta, estás en camino. 

Un saludo.

- Patricia Rubio Fernández