Me preocupa un familiar o amigo y no sé qué hacer

Estar en el lugar de ver que alguien a quien queremos necesita ayuda, acompañar y seguir viendo cómo sufre no es una posición agradable. Es complicado sostener emocionalmente cuando observamos el sufrimiento durante un tiempo prolongado.

A veces, por el miedo a la situación, nos enfadamos o cambiamos de tema tratando de atenuar la intensidad del malestar del otro, pero lejos de ayudar, estamos invalidándole. En futuras ocasiones, seguramente trate de evitar contarme lo que le aflige, no pudiendo desahogarse y creyendo ser una molestia por no poder poner solución a lo que le sucede.

Cuando alguien nos elige para compartir lo que le angustia podemos expresr agradecimiento por la confianza que se deposita en nosotros. En cambio, si vemos que:

  • el sufrimiento es prolongado
  • se mantiene en círculo sin tomar iniciativa de cambio
  • hay una intensa desesperanza, ya no sabe qué hacer
  • la persona se aísla

Quizás es el momento de recomendar ayuda profesional.

Miedo a hablar de psicólogos/as

Es posible que sientas miedo a la reacción. No debemos sentirnos culpables ni enfadados porque la recomendación genere una reacción negativa. Lo más seguro es que nuestro amigo o familiar: tenga un intenso miedo a asumir el problema, asuma que ir al psicólogo es de 'personas que están fatal', me lo recomienda porque está cansado de escucharme, etc.

Los seres humanos distorsionamos la realidad, por ello es importante que guardemos la calma y expresemos cómo nos sentimos y lo que pensamos realmente respecto al problema. Si nuestro amigo o familiar se encuentra mal, es lógico que se muestre más irritable y, por tanto, más propenso a distorsionar sintiéndose atacado.

Muy lejos de ser un acto de egoísmo, recomendar la terapia es un acto desinteresado, ya que busca el bienestar del otro, aunque haya cosas que puedan cambiar de forma secundaria. Durante la terapia, se hará más consciente de sus relaciones y de la toma de decisiones, podría cambiar conductas y actitudes y puede que eso no siempre nos agrade. Podría poner límites que no ha puesto hasta ahora o cambiar ciertos aspectos que, aunque a nosotros nos encantaban, a él/ella no le gustaban mucho de sí mismo/a o le generaban malestar.

 Por ejemplo: sentirse atrapado en hacer el rol del payasete en el grupo, no poder estar triste ni visibilizar que lo está pasando mal.

Recomendar la terapia implica querer bien al otro, desear que se sienta bien consigo mismo/a y tenga las herramientas para encontrar la felicidad, aunque no sea con nosotros, o la forma de relacionarse con nosotros no sea la misma.

Cómo comunicarlo

  • Elige un espacio de calma e intimidad. Busca estar a solas y hacerlo en persona o por teléfono y no mediante texto para evitar malentendidos.
  • Transmite preocupación y apoyo. 'Me preocupa lo que te pasa y creo que podría ayudarte ir a un psicólogo conozco a muchas personas a las que les ha ayudado a gestionar situaciones difíciles'. Si es el caso, podría ayudar compartir tu experiencia personal, pero es importante no comparar tu problemática con la de la otra persona, solo compartir cómo te ayudó a sentirte el trabajo terapéutico.
  • Refleja cómo se está sintiendo sin 'peros', que sepa que le escuchas y empatizas con él/ella. 'Comprendo que te preocupe, que te entristezca, que te frustre tanto, que te dé tanto miedo, que sea tan duro para tí'...
  • Desmiente posibles cargas personales. 'No es que me canse escucharte, me gusta y valoro que tengas esa confianza en mí. Aunque vayas puedes seguir contándome tus preocupaciones todas las veces que quieras, pero me gustaría que tuvieras a alguien más que pudiera ayudarte desde otra perspectiva y formación'.
  • Deja como opción tu disponibilidad. 'Si tú quieres y te ayuda a sentirte más cómodo/a puedo acompañarte todas las veces que quieras'.
  • Transfiere confianza y valía personal. 'Aunque todo esto te dé miedo, lo cual es totalmente normal, sé que puedes hacerlo y no tiene por qué ser solo/a'.
  • Sé un colchón por si se cumplen todos sus miedos. 'Aunque fuese el psicólogo/a una persona terrible, eres tú quien va y puedes de igual forma decidir irte o buscar otro especialista, no pierdes nada. Si sales decaído/a puedes llamarme cuando quieras'.
  • Trata de no transmitir frustración propia. Intenta no juzgar la decisión de acudir o no a la terapia, todos tenemos derecho a tener nuestras propias opiniones, tomar nuestras propias decisiones y cometer nuestros propios errores.
  • No te lleves que no quiera hacerlo a pensar 'no me hace ni caso'. Si no quiere ir a terapia es por sus propios miedos o reticencias al cambio en la terapia, estas creencias no dependen de tí ni tienen que ver contigo. Tu papel no es intentar "salvar" a nadie, la motivación de cambio debe salir de uno/a mismo/a.
  • No castigues con la falta de afecto sus decisiones. No es adecuado decir cosas como 'si luego estas fatal entonces a mí no vengas' 'no te vengas a quejar luego si no haces nada'.

Lo más importante de todo... respeta su decisión. Si pese a haber seguido todas las pautas, la persona asume no querer acudir a un profesional, es responsabilidad únicamente suya. Cada uno tenemos nuestros propios tiempos para sentirnos preparados y en la posición de pedir ayuda por lo que es importante que su decisión no afecte a la relación. 

¿Qué hago con lo que siento?

Manejar nuestra propia frustración cuando el problema se repite una y otra vez y la persona no se decide a acudir a terapia puede ser muy complicado. La mejor postura es no confrontar con la ira, hacer consciente poco a poco al otro de la necesidad de ayuda externa y la imposibilidad propia de ofrecérsela cuando llega a quemarnos la situación.

Si que nos cuenten lo mismo rebota en nosotros de alguna manera (porque lo hemos pasado, hemos tenido un conflicto con ese tema anteriormente,...) podemos decir de forma asertiva:

'comprendo lo que me dices y entiendo que te sientas molesto/a, pero siento que no soy la persona que mejor puede ayudarte en este tema'

Si nos cuentan lo mismo en un mal momento, puedes decir:

'entiendo que estés molesto/a con esta situación, más si se repite una y otra vez, pero estoy pasando por un mal momento. Me temo que no tengo concentración para tratar como es debido algo tan denso e importante para ti' '¿te importaría que lo hablemos en otro momento?'

Si la situación resulta una carga para nosotros porque no somos la persona indicada (por ejemplo: mi padre me cuenta las disputas con mi padre, una amiga me cuenta el enfado con otra tratando de posicionarme), podríamos decir:

'comprendo que te genere malestar la situación. Por otro lado, aunque entiendo que quieras desahogarte, no puedo ayudarte, porque no soy la persona más adecuada para hablar de esto. No puedo darte una visión objetiva porque para mí la otra persona también tiene una implicación emocional'.

Lo haces lo mejor que puedes

No tienes la obligación de escuchar de forma adecuada y perfecta siempre, hay problemas en tu cabeza que te preocupan y también merecen ser atendidos.

No tienes la obligación de solucionar los problemas de los demás. Sí la posibilidad de realizar o no ciertas acciones que podrían colaborar en su bienestar.

No tienes la responsabilidad de cambiar cómo se sienten los demás. Las emociones de los demás se dan por sus propias circunstancias y herramientas. Pero sí podemos validarlas y tratar de comprenderlas sin juzgar cómo se sienten, reparar acciones propias, ofrecer mutualidad.

'Como amiga/familiar/pareja/conocida,... estoy aquí para escucharte. Tengo mis propias dificultades y problemas, así que no siempre consigo hacerlo de la manera que te gustaría o decir las palabras más acertadas.

A veces, mis opiniones y vivencias no son las herramientas que necesitas o no te generan los mismos resultados. Para ayudarte a gestionar esas situaciones y darle un sentido a lo que sientes podría ayudarte acudir a un profesional, yo continuaré siendo un apoyo para ti'.

Espero que estas pautas os ayuden a reflexionar y acercaros un poquito mejor a las personas por las que os preocupáis. Un abrazo enorme.

- Patricia Rubio Fernández